ANSIEDAD
MANEJO Y CONTROL DE LA ANSIEDAD
¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
Es una reacción psicofisiológica iniciada por la percepción de un peligro o amenaza real o imaginaria. Por lo tanto es algo así como un detector de incendios que se dispara para avisarnos de que hay que desplegar un conjunto de respuestas protectoras.
La ansiedad es una respuesta sana frente a situaciones estresantes y de incertidumbre, y su función es que nos pongamos a salvo y nos adaptemos.
TIPOS DE ANSIEDAD
LA QUE FUNCIONA:
La ansiedad guay es la que nos ayuda a espabilar, a estar más alerta, a encontrar los recursos que necesitamos para salir adelante y a conseguir lo que queremos. Es la que te hace proteger a tu hija de un peligro, la que te ayuda a aprobar un examen que has dejado para el final, la que te ayuda a terminar esa tarea de obligado cumplimiento, etc.
LA QUE NO FUNCIONA:
A veces nuestra amiga se pasa de rosca. Ya no es útil, ya no te ayuda a cumplir tus objetivos ni a conseguir cosas buenas. Es dramática y desproporcionada. Es la que te hace sentir sufrimiento y dolor emocional, la que hace que te quieras menos porque te sientes incapaz. La que hace que evites situaciones por temor a no poder.
SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD
¿Cómo saber si tengo ansiedad?
Algunos de los síntomas pueden ser estos:
- Sientes tensión muscular, contracturas o rigidez.
- Te cuesta conciliar el sueño, o te desvelas por preocupaciones. Sientes que tu sueño no es reparador y que no acabas de descansar bien.
- Sientes presión en el pecho o te cuesta respirar con plenitud.
- Te sientes incapaz de hacer actividades que antes hacías con normalidad.
- Te cuesta más conseguir tus objetivos: eres menos eficiente en el trabajo, no rindes como te gustaría cuando haces deporte, tienes más dificultades para estudiar, etc.
- Cualquier cosa se te hace una montaña y sientes que no estarás a la altura.
- Estás irritable con los tuyos y saltas a la mínima.
- Comerías a todas horas, comes más de lo que necesitas a veces sin hambre o todo lo contrario, has perdido el apetito y no tienes hambre.
- Te notas más proclive a conductas adictivas, estás más tiempo con el móvil, fumas más, tienes ganas de beber alcohol, abusas de las benzos, etc.
- Te cuesta concentrarte, tienes despistes y te olvidas de cosas que antes no.
- Sientes ganas de miccionar con más frecuencia de lo normal.
- Evitas actividades por miedo a tener ansiedad: comer en público, coger transporte público, conducir, quedar con gente, ver a familiares, reuniones de trabajo, actos sociales, etc.
- Tienes la sensación de que algo malo va a pasar constantemente y no puedes bajar la guardia.
- Te sientes obsesionada con el tema que te preocupa y te cuesta pensar en otras cosas o hacer otras actividades.
TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD
¿Cómo puedo calmar la ansiedad?
En términos generales en terapia te ayudamos a adquirir estrategias para manejarla y disminuirla para así conseguir que no sea un problema que te limita o te haga sufrir. Pero no solo nos centramos en la sintomatología, también trabajamos para identificar las causas que la provocan, y sobre todo las energías las destinamos a aprender otras maneras de relacionarte contigo misma, con los demás o con el mundo para que puedas tener una vida libre de ansiedad, o por lo menos, la que tengas que sea de la útil y funcional.
Aunque no lo parezca, esconde buenas intenciones
Es decir, las que habéis tenido ansiedad sabéis que es una mierda, y a veces en el peor de los casos se genera un añadido, y es el miedo a la ansiedad, que se puede volver más poderoso que la misma. Pero, aunque la vivencia sea fastidiosa, me parece que una buena teoría explicativa es la que presupone que la ansiedad nos trae un regalo oculto, como aquellos rasca-rasca de los helados de cuando eras niña. A las que nos dedicamos a la ayuda profesional nos gusta pensar que la ansiedad funciona como una señal de alerta, viene a advertirnos de que hay algo que no acaba de funcionar, algún aspecto de nuestra vida que tenemos que mirar, atender y probablemente de lo que nos tenemos que ocupar, mover ficha y arremangarnos. ¡Ay! Qué pereza, sí, se vienen los cambios. Tuve un profe sensacional que nos decía que la pereza es miedo, pero eso daría para otra página. Si quieres dejar de tener ansiedad tendrás que hacer eso que muchas veces nos da cague, es decir, tomar cartas en el asunto, o sea, responsabilizarte.
Una cuestión de funcionalidad
A veces, ante algunas situaciones es difícil no sentir ansiedad. Vivimos en un mundo incierto e injusto. A medida que pasan los años, maduramos y vivimos numerosas experiencias, la vida se complica. Los retos, los fracasos y los conflictos suelen multiplicarse. Puede que el quid de la cuestión sea saber cuánta ansiedad es necesaria para tener una vida disfrutada, así como aprender estrategias para manejar lo que te causa ansiedad de manera eficiente, para que cuando la sientas sepas qué movimientos has de hacer contigo o con los demás para que el malestar disminuya y tú puedas seguir avanzando y disfrutando más que sufriendo.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA SUPERAR LA ANSIEDAD
Descarta causas fisiológicas:
Acudir a una profesional de la salud para hacer un buen chequeo es el primer paso. La ansiedad puede estar exacerbada o provocada por diversas enfermedades médicas: endocrinológicas, cardíacas, pulmonares, dolor crónico, diabetes, uso inadecuado de sustancias o abstinencia, abstinencia del alcohol, de medicamentos contra la ansiedad (benzodiazepinas) o de otros medicamentos, etc.
Supervisa el consumo de estimulantes:
El ritmo al que nos empuja el mercado laboral, la precariedad económica, las exigencias y debeísmos del sistema del tener que llegar a todo puede arrastrar a un progresivo aumento del consumo de estimulantes para poder aguantar el ritmo. Te sugiero que revises cómo está este tema en tu vida y que hagas un pequeño cambio si identificas que ahí puede haber un abuso.
Calidad del sueño:
Pueden parecer consejos baladí, pero procurar una buena higiene del sueño puede ahorrarte problemas de salud y sesiones de terapia. Cuando no descansas la claridad y el temple se fugan, la irritabilidad se dispara, tu cuerpo no se repara y puedes tomar con más probabilidad malas decisiones.
Hábitos saludables:
Ligado a todo lo anterior, nutrirte mejor si tu alimentación es regulera y hacer deporte pueden ayudarte a aumentar la energía, a sentirte más equilibrada y a dotarte de espacios de autocuidado cosa que va a revertir a favor de tu autoestima.
Saber que no es peligrosa:
Considerarla como una señal luminosa que te indica una salida hacia a un buen camino puede ayudarte a rebajar el temor y el sufrimiento que generalmente se añaden a la experiencia de la ansiedad. Sé que no es fácil, pero te invito a pensar que puede ser una invitada algo incómoda que te lleve a hacer cambios interesantes en tu vida.
Aprende y practica relajarte:
¿Sabes relajar tu cuerpo y tu mente? ¿Tienes espacios en tu semana en los que puedes bajar revoluciones? ¿Sabes respirar para calmarte? Existen técnicas útiles y sencillas para aprender a relajar el cuerpo y la mente. Te invito a buscar y a probar desde la curiosidad. Si ya has probado por tu cuenta y no te funciona puede ser un buen momento para pedir ayuda profesional.
Dedícate un tiempo a identificar qué necesitas:
¿En tu día a día te percatas de cuáles son tus necesidades? Con tu familia, con tus amigos, en el trabajo ¿Te has parado a pensar qué necesitas tú para estar mejor? Identificar tus propias necesidades puede ser un primer gran paso para tirar del hilo de la maraña de la ansiedad.
Dedica un tiempo a reflexionar qué has hecho para solucionarla:
En terapia breve estratégica trabajamos sobre las soluciones que intentamos poner en marcha para resolver un problema y que en lugar de resolverlo lo empeoran. En consulta podemos analizar qué te sirve a ti y qué no, y desde luego podemos encontrar maneras alternativas para dejar de sufrir.
Dedica un tiempo a reflexionar qué la causa:
A veces el estrés y la vorágine del día a día nos empuja de forma automática y no dedicamos espacio para observar cuáles han sido los detonantes de la ansiedad. A veces son varias cosas pequeñas, otras una pequeña pero muy importante, otras un acontecimiento traumático.
Pide ayuda profesional
Si lo que has intentado hasta ahora no te ayuda a mejorar o resolver el problema, es hora de pedir ayuda. Es posible tener una vida digna y plena, y es posible aprender otras maneras de forma fresca y eficaz.