Terapia Sistémica

¿QUÉ ES LA TERAPIA SISTÉMICA?

Un sistema es un grupo con entidad propia donde la interacción de sus  miembros afecta a su conducta. Sobre esta premisa la Terapia Sistémica trabaja bajo la presuposición de que pertenecemos a varios sistemas. El núcleo familiar es el principal, luego también estamos inmersas en otros sistemas (amistades, hobbies, trabajo, contexto social, etc.) con los que actuamos diariamente y de los cuales recibimos información que nos moldea, a la vez aportamos información al sistema que hace que éste se modifique y que también moldee a los demás individuos del sistema. Por lo tanto en Terapia Sistémica la persona es concebida como una parte integrante de un sistema que actúa en función de lo que la rodea. Se pone el foco en las relaciones que se dan dentro del sistema para poder comprender lo que le ocurre a la persona. Se trabaja entendiendo que el sufrimiento o las dificultades que trae a terapia no tienen que ver con un asunto puramente individual, sino que está en relación con los roles que ocupa en los diferentes sistemas de los que forma parte y con las interacciones que se dan dentro de estos sistemas. 

Los orígenes de la Terapia Sistémica se hallan en la Terapia Familiar, sin embargo, la primera amplía el prisma y tiene en cuenta no solo al sistema familiar sino que incorpora el resto de sistemas y subsistemas de los que forma parte cada individuo.

Bajo este paradigma el foco se pone en las interacciones entre los miembros del sistema y en los procesos de comunicación que se dan, es por eso que los conceptos y la manera de intervenir se pueden aplicar a las relaciones de pareja, equipos de trabajo, contextos escolares e individuales. 

La Terapia Sistémica individual trabaja para cambiar la manera que tenemos de comunicarnos así como el tipo de interacciones que establecemos con los diferentes miembros del sistema. Entendiendo que cuando un individuo cambia la manera de relacionarse, inevitablemente, hará que la respuesta del resto sea diferente, con lo que se dará un cambio exponencial. Por lo tanto, comprender a la persona en su entorno es una idea básica de este enfoque. 

La Terapia Sistémica aborda los problemas desde una mirada multicausal, dejando atrás la concepción de causalidad lineal (buscar la causa para encontrar la solución). Se observan los fenómenos de manera circular, multicausal e interactiva, por tanto, no se pueden establecer marcadores lineales. Es decir, nos comportamos de manera diferente según sea el contexto en el qué nos encontramos. Se pasa entonces a una visión circular de los problemas, donde como se ha mencionado anteriormente, el comportamiento de un individuo influencia las acciones de otro, que por su parte influye también sobre el primero, dándose así un proceso de retroalimentación.

Se caracteriza por ser un enfoque centrado en la solución de problemas práctico más que analítico. No importa tanto el diagnóstico de quién tiene el problema, sino que se centra en identificar los patrones disfuncionales dentro del comportamiento del grupo de personas (familia, escuela, equipos, etc.), para así redirigir esos patrones de comportamiento directamente. Por lo tanto es un enfoque práctico, que no se centra en buscar las causas de los problemas, si no que pone la intención en encontrar soluciones para que exista un cambio dirigido a un equilibrio satisfactorio.

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